5 mar 2014

Aniversario: Cinco años hablando de Sanabria y Carballeda en la Red


Siempre hay una historia detrás de una vieja fotografía. Ésta, por ejemplo. Debió ser tomada, más o menos, por los años de mi nacimiento, en un pueblo cualquiera de Sanabria. El hombre que mira el reloj, tal vez asombrado de lo rápido que pasa el tiempo, fue soldado en el Monte Gurugú, conductor de tranvía en Madrid, aparcero en un cortijo sevillano, cortador de caña en Cuba, jinete en la Pampa, carrilano en Las Portillas... y un montón de oficios más que se me escapan. Salía del pueblo, ganaba cuatro duros y regresaba otra vez con una familia cada vez más grande, hasta que la necesidad vaciase de nuevo la lata del dinero. Fue un sanabrés recto: de aquellos para los que su bien más preciado era la palabra y una mano firme.

La mujer del pañuelo negro sacó adelante a siete hijos. Vio como alguno se quedó en el camino. Siempre con rapaces colgados de las faldas se encargó de mantener el fuego de la casa encendido. También, cuando su marido estaba lejos, de todo el resto de la hacienda. No sé cómo lo harían: a base de sacrificio y trabajo duro, supongo, y con la ayuda imprescindible de familia y amigos. Como una tribu. Quienes la recuerdan hablan sobre todo de su bondad, de su ternura para con los niños. Ella no lo sabía, pero cuando se tomó esta foto le quedaba muy poco tiempo de vida.

La chica con el vestido de flores es la hija pequeña. Todos sus hermanos han emigrado ya y pronto será su turno. Llegará a la ciudad y trabajará junto a sanabreses, junto a ellos se divertirá y junto a otro sanabrés formará su propia familia. Tampoco le faltarán sacrificios y trabajo en la vida: verá partir a sus mayores, tendrá que cuidar del fuego y luchará con uñas y dientes por sacar sus hijos adelante. Y quizás cuando lo haya conseguido, cuando vea a sus polluelos volar con seguridad, ella pueda volver al pueblo donde están sus raíces – y que nunca abandonó del todo.

Hoy hace cinco años que nació este blog. Desde el principio intenté hacer de él una instantánea móvil de estas comarcas; pero también, como la foto de arriba, una imagen que honre su pasado, muestre su presente y aporte un pequeño grano de arena para escribir su futuro, por incierto que apunte.

Hoy este medio de comunicación que llamamos blogs está en franco retroceso. Tanto que a veces uno se pregunta si merece la pena seguir en el empeño. La respuesta, ahora, hoy, tendrá que ver con sentimientos – quizás semejantes a los que, contra viento y marea, te llevan a seguir apostando por esta tierra - más que con la razón.

¿Continuaremos, pues?

Gracias a todos por estar ahí.